Morelia
Arranco temprano rumbo a Morelia, sin saber aún donde me alojaría, ya que no estaba en mis planes. había mandado de apuro un mensaje a alguien del club la noche anterior, con pocas probablidades que le lea tan rápido, pero pocas y todo así lo hizo y no solo eso sino que fui si primer invitada. Oscar, un chavo divino de 24 años, con sus “chinos”, unos rulos nada común aquí, donde son todos lazios. Me pasó a buscar por la central y como debía trabajar algo en un proyecto pues me quedé de pasada en el centro histórico, ya que no tenía mucho tiempo después, y nos encotramos mas tarde allí mismo.
A todo el mundo le agrada esta ciudad, por su tamaño no de gran urbe, su prolijo centro histórico, su gente amable y cordial, su clima agradable. Una plaza llena de flores de todos los colores, con su obligado kiosco dentro, portales con arcos alrededor, la catedral con su famosa cúpula de azulejos azul y blanco, y el tradicional bullicio de estos lugares públicos en cualquier punto del país.
El hermoso templo de la compañía de jesús, construido en el SXVII funciona desde 1930 como biblioteca pública, sus paredes estan repletas de libros antiguos.
Lo mejor fue sin duda el Patio de las Rosas, un patio colonia repleto de plantas, fuentes, árboles con pájaros que cantan a gusto y uno se pasa un momento de relajación divino, y como funciona un conservatorio de música, complementado con algún piano allí o una soprano practicando su parte.
De pasada por unas fondas improvisadas en los arcos de por allí, aproveché para degustar unos riquísimos tamales, uno de chile y otro dulce. El dulce tenía un color rosa-fucsia medio fosforecente, teñido con algún chile seguramente, que era atractivo mas el color que otra cosa. Después acompañe con un agua de guanábana mientras esperaba encontrarme con Oscar allí en el zócalo. De allí nos fuimos caminando hasta la Basílica de Guadalupe, mientras me platicaba de Morelia, y su fundación, y en el camino, enganchamos el relato de una de las tantas leyendas de la ciudad, contada con total entusiasmo por una ex compañera de Oscar del tren turístico.
De allí volvimos a la casa a descansar, yo con mas ganas de acostarme que otra cosa pero la madre de oscar tenía ganas de platicar pues y enterarse a quien corno estaba metiendo en su casa! Muy amable por cierto la madre, y todos en la casa, el padre y el hermano. Ambos estudian, la madre se jubiló de maestra así que se dedica a la casa, lo cual disfruta mucho, y el padre es director de una facultad allí cerca, en una colonia en los altos de Morelia llamada Vista Bella.
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