México de nuevo
Luego de lavar mi ropa en la mañana, a mano, ya que increiblemente estos tres jóvenes trabajadores independientes y modernos defianos no tienen lavarropas, sali a visitar algunos puntos que me había quedado con ganas de ver, ya en mi último día en Ciudad de México.
Empecé visitando una exposición del Che de Korda, que hace un muestreo de diversos medios y publicaciones, etc en los que se usó la famosa foto e imágen. Hay un video donde el viejo explica que fue por casualidad, de pronto se asomó el Che al borde y allí le sacó varias fotos.
Luego me visito la “Plaza de las 3 culturas” donde hay un pequeño recorrido (Gratuito!) por las ruinas mexicas. La iglesia al fondo, hecha con las piedras que le sacaron a los templos indígenas, aporta lo español o colonial, y los edificios modernos que rodean la plaza aportan la cultura actual, moderna y mexicana.
A unas cuadras de allí hay un mural de Siquerios que muestra la caída de Tenochtitlán. De allí me dirijo, siempre por metro, al mercado de La Merced, el mas importante del DF, que tiene entrada al metro dentro mismo del mercado.
Para finalizar ya el día pasé a San Angel, un barrio cercano a Coyoacán, pero como no tenía mapa del barrio caminé horas hasta llegar a la plaza principal. Volviendo a casa temprano, pasé a la tentadora panadería La Esperanza, en el barrio de Pavel, que a esa hora estaba hasta la madre de gente, una cola en la caja de 10 personas, los panaderos dejaban las mesas altas llenas de panes y tortas directamente alli en el pasillo, porque no entraba mas mercadería en los estantes regulares, mas allá de la excelente calidad de los productos la manera de autoservice con bandeja y pinza es un peligro, muy fácil tentarse y cargar siempre algo de mas en la bandeja.
En casa estaba Pavel descansando así que mientras cenaba lo acompañe con una leche y una tarta y un polvorón. Después aproveché para leer el capítulo del libro de Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad, recomendado por Pavel, donde Paz expone sus consideraciones acerca del verbo mexicano “chingar”. harto interesante, aunque quizás con algunos anacronismos dada la época en que lo escribió.
Después apareció Luis con el libro Juegos Pánicos, de un cineasta delirante chileno que vivió en México, ahora en Paris, y que hizo esta recopilación de desopilantes juegos impracticables que publicaba un periódico de México. Muy recomendable pero difícil de conseguir.
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