Tepoztlán
Domingo
Pili, la amiga y vecina de Damián, que estaba ya el domingo tempranito
armando sus famosas paletas de chocolate, con las que saca unos pesos
hace ya 7 años, se ofreció a acompañarme a Tepoztlán, un pueblito
cercano que al pie de unas altas montañas tiene una pirámide en la
cima. No hay mucha información sobre quienes habitaron aqúi, lugar de
paso entre el centro y Morelos, fueron varios grupos según la época, y
se sabe que los últimos habitantes pagaban impuestos a los aztecas.
Damián había decidido arrancar la dominical mañana con cerveza, una,
dos, tres, bah, dice que pagó una deuda y por eso quería festejar.. en
fin.
Allí arrancamos las dos, luego de repartir sus paletas y pasar a
buscar a su hija, me invitó unos tacos dorados de ceso por el camino,
que como no podìa ser de otra manera estaba riquísimos y seguimos
viaje. Pero el super poderoso autito de 1968 no pude tanto, se nos
paraba a cada rato asi que desistió y seguí sola en bus.
El pueblo tiene toda la onda, porque hya muchos hippies, pero lindos,
callecitas, la montaña al fondo, fresco, agradable clima, tranquilo de
gente, lindas artesanias, gente con onda “alternativa” muy chido. A
medida que avanzava por la calle principal me llamaba la atención la
exagerada cantidad de puestos vendiendo “micheladas” (cerveza) como en ningún lugar, lo que me hizo pensar que la subida era ardua, y
efectivamente, llegar a la pirámide me costo unos 45 minutos a paso
lento con solo dos pequeñas paradas. Y a la vuelta, también dura, me
dolian los gemelos. Arriba se tiene una vista completa del gran valle,
y la pirámide claro.
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