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Primero de Mayo




Plaza de la Revolución

Originally uploaded by marinmoran.

Hector y Eric nos esperaban en el aeropuerto, con un cartelito con mi
nombre y apellido que tuve que buscar entre el resto, algo que siempre había querido hacer! jaja, no se porqué.

Ya en el taxi, viajando, reviví algo que había soñado un tiempo atrás,
que iba sentada en un auto, en la parte de atras y miraba por la
ventanilla lo que ahora miraba. El sueño! recordé! y le saqué una
foto. Muy loco.

Miles de preguntas para hacerles se agolpaban y me dejaban muda por momentos, entre el asombro y la emoción de estar finalmente en la isla. Luego Eric nos sirvió un exquisito café cubano (no intenten imaginarlo porque no podran amigos míos a menos que lo hayan probado) y allí empezaron a salir las preguntas, lo bueno, es que Hector es fidelista, y Eric no, entonces cada uno tenía una visión y opinión diferente.

Lunes 1ero de Mayo

Nos levantamos tempranito para salir a las 7 para la plaza. Cuando
aparezco en la cocina, Eric como leyéndome la mente me dice “Amanecer en la Habana Marina…!”

Fuimos caminando, hasta que cogimos una guagua (bus) en Carlos III o Reyna por ahi, nadie pagaba claro, todo el transporte de la ciudad estaba dispuesto para movilizar gente a la plaza. Todos subian desaforados, hasta por las ventanillas se metian, y en la nuestra subió un grupo de negro tocando conga. Se imaginan ese viaje alli arriba? En medio del repiqueteo de los tambores, converso algo con un viejo, un escultor, cubano claro, me muestra la bandera del Che orgulloso, se la había regalado en Brasil cuando fue a hacer unas escultura para una plaza. Luego me cuenta de sus experiencias en Africa cuando por primera vez cargó un rifle, en un reclutamiento de voluntarios que hubo para ir a pelear. Estaba hacía unas horas, y ya conocía a un perfecto desconocido que había arriesgado su vida por sus ideales.

Al llegar, Fidel se escucha por los altoparlantes, mi corazón palmita
un poco mas rápido aún… William, el escultor, de quien luego vi sus
trabajos en el Museo de Bellas Artes de la ciudad, nos compra una
cola, una bebida cola, y el se lleva un par para juntarse con otros
artistas, frente al teatro. “Otros llevaban el ron” me comenta al
pasar. Claro dije yo! como no, un ron con cola a las 8 de la mañana… seguro.

Llegamos a la Plaza. Llena. Roja. Inmensamente roja. Banderines para todos. Algunos estudiantes ya durmiendo en el piso. Estaban desde las 4 de la mañana, o 3 o 2 incluso de la mañana, para acomodarlos. Fidel hablaba. Seguimos avanzando para acercarnos. Lo veo. Habla pausado, claro, como siempre. Es Fidel. El monumento de la Revolución atrás de él. La estatua de Martí a un costado. La cara del Che con su mas famosa frase y la gran bandera atrás nuestro. Gente. Cubanos y no cubanos. Y yo ahi, en la Habana misma escuchando al mismísimo Fidel en uno de los mas importantes actos del pais.

Conversando sobre viajes con un amigo en la universidad, me dijo “la verdad que habría que ir a Cuba ahora, que el viejo vive, habría que aprovechar y vivir un poco de este pedacito de historia, no?” mientras con dos dedos me hacía el gesto de un pedacito de algo. Y ahi se encendieron mis ojos, ” Si, la verdad que tenés razón” le contesté, suavemente, porque mi mente ya estaba viajando.
13 años después experimento lo conversado en ese pasillo universitario con Ropi.

El sol va levantado pero no hace calor. Tomo mates con unos
argentinos que busco adrere debajo de nuestras banderas. Si digo que no extraño el mate en este viaje miento. No me crean. Eran estudiantes de medicina, recién llegados, muchos de los cuales habían ido tentados con dos alfajores que les darian. “No sabes como extrañamos lo dulce! me dice una piba de Misiones”. Y se los dieron, el piso estaba regado de papeles de fantoche triple blanco, de los cuales ya había levantado uno al no creer lo que veia.
El discurso sigue. El viejo no muestra el mas minimo gesto de
cansancio. Converso con dos viejos. “Ahora no hay salario que alcance, no es como antes” me dicen.

Pero ahi vamos. Aca uno vive bien, tranquilo, no hay corrupción ni inseguridad. Y después dicen lo que todos dicen: Educación gratuita para mis hijos, salud, salud gratuita. Educación y Salud. Salud y Educación.

De pronto todos agitan sus banderines de papel, por algo que ha dicho Fidel. Levanto la mía. Ahora habla de la Revolución Energética. Camino un poco y me pierdo en la multitud. Patria o Muerte. Termina. Todas las banderas ahora se agitan, formando un gran mando azul y rojo. suena el himno, y la gente se retira, tranquila pero a paso firme cantando, bailando. Yo que estaba en las afueras empiezo a caminar en sentido contrario a la masa acercándome al centro de la plaza. Cuando allí llego no queda nadie casi, cientos de banderitas desparramadas por el piso, cajas con banderas no repartidas en una esquina. Son las 11 y media de la mañana. Giro en mi eje 180 grados, mientras voy dando la vuelta repaso de nuevo los munumentos vistos, Revolución, Martí, Che Guevara, la estrella de la libertad total de la bandera cubana.

Termina el himno y ahora suena Playa Girón de Silvio Rodriguez por los altoparlantes. Mientras me muevo por esa alfombra de colores cubanos, canto, una vez mas esa canción. Mi emoción llega entonces al punto máximo, y las lágrimas saltan de mis ojos sin la opción de poder contenerlas.

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