Mercado Mérida
Mar 25
La idea era ir a Celestúm, un pueblo en la costa del Golfo de México a unos 100 km de Mérida. Pero amanecí cansadísima, y la sola idea de tener que tomarme 2 buses para ir y 2 para volver ya me cansaba, así que decidí quedarme en casa, recuperando, y se fue Alexandra sola. Estuvo bien, porque en la tarde levanté un poco de temperatura y agarré una diarrea que me dejó en cama dos dias. En el mercado había tomado el día anterior un agua de mamey y una de guanábana, y no se si fue eso o qué, pero por suerte en la casa habia algo para cortarla, y hasta dos botellas de un suero que toman para recuperar líquido.
Mie 26
En la noche no pequé un ojo, y tenía todo el cuerpo dolorido y una contractura en el cuello que creo que fué por la mochila, cuestión que Alex se fue temprano en la mañana a Valladolid, y de ahi seguía para Cozumel donde quería retomar su Master de Buceo. Esta fue mi primera despedida difícil del viaje, haíamos generado algo lindo con esta siuza atípica, espontánea y cariñosa. Yo me quedé de nuevo en cama, esperando a Daniel, quien llegó en la tarde, y como para no movernos mucho, él venia de un viaje en bus de 20 hras de Jalapa, nos vimos una película, un clásico mexicano del cine de hace 50 años, Los 3 Huastecos. Estuvo buenisima, porque además de divertida, cantaban mucho y habia música típica de la huasteca, y se veian alli costumbres de la época que aún se mantienen.
Jue 27
Daniel me acompañó a comprar mi boleto de avión para La Habana, el cual adelanté dos días de la fecha de reserva hecha antes, como ansiosa ya por pisar la famosa isla. Costó 279 dólares estadounidenses, con visa y taxes incluídos. De ahi nos fuimos a almorzar una típica comida yucateca frente a la plaza central, donde probé la cochinitas pívil que tanto me había recomendado Luis del DF, y de ahi no pasamos al local de al lado, la Sorbetería Colón, famosa en todo México según Daniel por sus exquisitos helados. Allí te sientas en la mesita y te atiende un mozo al estilo original de hace 50 años, que son mas o menos los que tiene el negocio, y nos tomamos mango yo y coco él, servido en copas de vidrio, los dos espectaculares que no sabías con cual quedarte.
De regreso en la casa, no había mas lugares libres en el ADO para Cancún, con lo cual me tomé un taxi a la salida para hacer dedo, pero el taxista cabrón no me dejó bien en la salida y unos policias en cambioneta me llevaron a la última gasolinera. Dudé un poco antes de subirme, porque es conocido que la policía aquí no es de confiar y roban a los turistas. Pero todo bien, allí no había sombra, pero en unos 15-20 minutos paraba un auto con dos muchachas que me llevaron hasta Playa del Carmen, donde iban y que de ahí quedaba a un paso.
La cosa que llegamos tarde, tipo 9 de la noche y Rafael mi amigo del club de Cancún no contestaba el móvil, así que decidí quedarme esa noche en Playa, y salir al otro día para Cancún.
El hostel El palomar, que busqué en internet ahi mismo, estaba cerca, en la 5ta avenida, donde había un tupido movimiento de gente, pero era agradable, porque eran todos turistas de vacaciones relajados, asi que eran bares y negocios de comida o souvenirs, y gente disfrutando del agradable aire de la noche, serena, que invitaba a seguir avanzando por la larga avenida.
Administrator