Café Café
Jueves 29 de Junio
La primer lancha para Turbo, llena de gente, los chantas cobran sobre peso! y sacan ahi una buena diferencia, pero como no hay otra opción: paga y cállate. Eran dos horas pero esa lancha saltaba como ninguna, al cabo de media hora mas o menos me acostumbré a los saltos pero al principio cuesta.
Una vez en Turbo (parece increíble una localidad con este nombre)
había que realizar la no menos complicada llegada a Montería, a solo unos 200 km que por el estado del camino se tarda como 5 horas. Evaluando distintas opciones de precio/comodidad/tiempo de viaje, sobre todo porque la idea era llegar antes del último bus a cartagena. Escuchamos tantas versiones acerca del tiempo de recorrido y del horario del útimo bus como personas fueron consultadas. Al final llegamos 5.30 mas o menos, pero el último se había ido. El próximo a las 2 de la mañana, que igual llega a las 8.30 de la mañana porque hay un paso que se cierra por la guerrilla y hay que esperar alli hasta que abra.
Otra opción? Al otro dia a partir de las 6 de la mañana. Tiempo de viaje? 6 horas. Zut! no podemos, nos agarra el partido de cuartos de final de argentina en medio del bus… no way. Pues era el de las 2 am o el de las 13.30 del otro día. Y nosotros allí, en plena zona de talleres de alineación y balanceo de Montería, con una pinta digna de foto después de viajar en la parte de atrás de una camioneta
4 horas por un camino tipo Camel Tropic con una destrucción inusual, sujerí quedarnos a descansar en un hotelito baratito, “mañana vemos el partido tranqui y luego cojemos el bus de la 1 y media para llegar tipo 7.30 en papeles que serán las 8.30 en la realidad”. “Venga” dijo Toni.
A Cartagena tenía muchas ganas de ir por todo lo que he escuchado
siempre. Bueno, a ver que tiene esta ciudad, veremos. Y claro, cuando la recorri esa noche de viernes después de acomodarnos en la casa de Marlene que arrendaba un cuarto y nos mimaba con cafecito ni bien abriamos los ojitos, entendí porque. Mi amigo personal, Toni, tan preciso para describir sencillamente los sitios al rato de estar en ellos, sentenció: “es una ciudad romántica”. Un casco histórico pequeño y completamente rodeado de una gran muralla, ninguna calle es recta, las casas de grandes balcones y vívidos colores se van perdiendo en cada curva suguiriendo a quien los camina continuar y continuar, perderse, y solo caminar sin rumbos aparente hasta encontrarse con uno de los sitios de referencia, a saber: La Plaza Bolívar, la Plaza Santo Domingo y la Torre del Reloj.
Playas llenas de vendedores de pulseritas, trencitas, masajes y
demases y gente bañándose ya desde las 9 de la mañana, porque el sol pega a esa hora que confunde y parece que fueran las 12 del mediodia.
Todo el calor que había sentido en los lugares mas calurosos del todo el viaje, sofocación, sudor, ahogo, etc. etc, al llegar aquí me cuenta que no eran nada. O sea, comparando con esto, se podría decir que no sentí calor nunca antes. My God… ese calor que no me podía imaginar, ese mismo, un sudor ya directamente constante y abundante, todo el santo día, y noche. Hay que andar con un pañuelo o toallita en la mano (no en el bolsillo porque es agobiante sacarlo cada dos minutos), en la mano, para irse secando. Uno siente caer las gotas por la espalda a toda velocidad, pesadas, cargadas de sudor espeso, una tras otra.
Administrator