BootsnAll Travel Network



Penúltima Frontera




Penúltima Frontera

Originally uploaded by marinmoran.

De regreso a Santa Eelena de Huaren, me dejaron los chicos en la frontera con otro jeep y allí crucé rumbo a Manaus donde llegaría al otro día. En Manuas había alguien del club para quedarme, de nuevo el hospitality club! que emoción ya lo estaba extrañando, y en Brasil funciona muy bien, a diferencia con Venezuela que ni contestan, o contestan y luego se borran, o cuando los llamas se olvidan que es el hospitality club y te dicen que es equivocado. En fin…

Manaus es una gran ciudad metida en el medio del Estado Amazonia, donde los unicos medios de salir de alli al resto del pais son aire y agua. El primero es muy costoso para el brasilero medio (y para el viajero medio ni les cuento) pero el segundo es muy lento. Con lo cual no tiene mucho movimiento digamos de gente de otros sitios, y se crea una atmósfera tranquila y de cierta seguridad (para ser Brasil). Esta atestada también de los clásicos vendedores de la calle, que superan todos los espacios y hasta dificultan la circulación en las calles que además estan llenas de gente que va y viene. Mucho movimiento. La nota de la ciudad es el Teatro Amazonas con su estrafalaria cúpula que nada tiene que ver con el estilo del edificio, y su plaza enfrente donde desde sus bancos uno escucha una música clásica o algún jazz con el volumen justo como entrar mas por el subconciente que por los oidos, todo gracias a unos parlantes bien ubicados en los postes de luz.

Café! rico y barato!!! Excelente, lo que esperaba encontrar en
Venezuela, gran productor de café, pero no fue asi para mi sorpresa.

El café mas caro de todo el viaje lo tienen ellos: 25 centavos de
dólar por una medidade café que es un vasito mini donde entran unas 3 cucharadas soperas para darse una idea, de un cafe feo, quemado y ahuado! Caríiisimo. En Colombia esa misma medida cuesta menos de la mitad (200 contra 500) y es rico.

En Manaus me recibió Jaranda, mi amiga del club, estudiante de
ingenieria en floresta y me quedé a dormir en el dormitorio de una amiga de ella, Fran en la Casa do Estudiante. Esa noche terminamos las 3 comiendo galletitas con dulce cacero de guayaba (que le manda la madre obvio) en la terraza, con vista al teatro amazonas y la iglesia San Sebastián iluminados. Disfrutando de la brisa de la noche, la conversación amena en portuñol y el dulce de guayaba que estaba buenisimo. Uno de esos momentos que renuevan las energías para seguir camino.

Tags: ,



Leave a Reply